No te quedes con la curiosidad

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miércoles, febrero 25, 2009

Vivo dentro de un abrazo



Introduzco las manos por el hueco de tu cuello,bajo tu pelo,

siento el calor que desprendes,

y mi rostro, muy cerca de tu nariz, siente tu aliento cálido,

tu respiración profunda.

Apenas te veo los ojos, dos océnaos azules que te inundan la cara.

Estoy muy cerca de ti.

Recorro tu espalda hacia abajo con una mano,

por encima de la ropa, haciendo ligera presión con las uñas.

Mi otra mano trata de leer los poros de tu brazo,

sintiendo tu estremecimiento.

Te cojo la cara y te hago levantar la mirada,

te veo el alma desnuda tras las pupilas.

Bajo hasta tu cintura y te moldeo con mis manos

voy camino de tus caderas.

Tus pechos se agitan al sentir mi tacto delineandolos,

y te dibujo con los dedos la linea de tu vientre.

Mis manos vuelven a tu espalda, y apoyo la barbilla en tu hombro izquierdo.

Siento la temperatura de tu cuerpo estrechándose contra el mío,

suavemente, tímidamente. Hipnóticamente

me abrazas y me acaricias bajo la ropa manchada de pintura.

Y yo hago otro tanto,

sintiendo tu indefinible tacto bajo las yemas de mis dedos,

tu delicada piel bajo la presión de mis uñas

mientras tu doblas el cuello y echas la cabeza hacia atrás

y suspiras

y lanzas el primer gemido al aire,

como una oración.

Hace rato que no tengo las manos frías,

aun así me quemas.

Porque eres fuego, eres el deseo.

Eres Venus, y yo te tengo en mis manos.

En mis labios.

Siento el escalofrío que recorre tu espalda

y mi cuerpo reacciona.

Tiemblo.

Un beso cae en mullidos labios

y otro lo recibe con humeda pasión.

Una sonrisa se escapa y es respondida

por otra más amplia aun.

Estoy feliz.

Estoy comlpeta.

Estoy en tus brazos, una vez más.

Me he vuelto a perder en la dimensión de tu perfume.

He vuelto a suspirar entre tus dulces brazos.

He vuelto a desear morir para no vivir nunca nada más que ese instante

en que somos una misma llama

una misma voz

un mismo corazón

un mismo deseo

una misma mente

una misma mujer.

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